literature

Phineas y Ferb La Pelicula, Cap9

Deviation Actions

Juli4427's avatar
By
Published:
1.9K Views

Literature Text

Capítulo IX

Últimos momentos de identidad


En medio de la oscuridad, la única fuente de luz era una pequeña ventana a tres metros de altura, reforzada con barras de acero. No había piso, sino arena y filosas piedras de diferentes tamaños. Phineas, Ferb y Jeremy se quedaron callados durante varios minutos, mirando las estrellas. De repente, el rubio dijo:

-Estamos en problemas, ¿eh?

El pelirrojo no hizo caso.

-No es momento para bromas, Jeremy. Es bien sabido que no vamos a sobrevivir mucho aquí.

-Bueno… pues si eso sucederá, no hay que pasar estos momentos lamentándose.

Phineas se quedó pensativo.

-Creo que tienes razón. Sin embargo…-y empezó a recordar-ahora que lo pienso, no entiendo por qué Candace nos echó la culpa antes de que nos mandaran aquí. Digo, lo hace todo el tiempo, pero… en este caso ella mintió…

-Chicos, Candace quería que ustedes fueran castigados para "disfrutarlo". Ella no es morbosa, en realidad no quería hacerles mal… pero lo curioso es que aprovechó el momento preciso.

-¿Candace es mala?

-No, amigo. Ella no es mala... pero en este caso se equivocó. Debió defenderlos. Yo le insistí, pero no me hizo caso.

-Y ahora tú también estás aquí.

-Sí, pero… ¿te das cuenta? Yo sí los ayudé a ustedes, por lo cual estoy también aquí… y sin embargo no le guardo rencores a ella…

-¿Quieres decir que nosotros estamos enojados con Candace?

-¿Lo están?

-Pues…

Otra vez, Jeremy lo hacía pensar.

-No hay que guardar rencores con nadie, Phineas. Aprende eso para el resto de tu vida.

-Das buenos consejos, Jeremy.

El rubio se sonrojó, y por esto casi se le corre el maquillaje de la cara.

-Es increíble lo que te dura eso-señaló el pelirrojo.

-Sí… es de buena calidad.

-Por cierto, ¿recuerdas de lo que estábamos hablando en la cocina?

-Sí, ¿por qué?

-Yo siempre pensaba que el amor lo arruinaba todo.

-Ya te dije que eso no es cierto, amigo. La verdad es que…-y, de repente, pareció emocionarse un poco-el amor te hace mejor. Siempre.

-¿De veras?

-Sí. Hasta me inspira para hacer canciones.

-¿En serio? ¿Recuerdas alguna?

-Bueno… ¿te acuerdas que hoy les comenté sobre la banda que hice de niño?

-Sí…

-Bien, creo que recuerdo un tema, lo escribí yo para nuestro grupo, y recuerdo que el piano lo tocaba yo… se las cantaré, si quieren.

Ambos accedieron, y el rubio empezó a cantar, dando una linda exhibición a capella.

When I Watch The Rain From My Window
I Feel Like Everything Goes Away For Me
I Feel Blue, Lonely And A Bit Wet
But Although It's Rainy, My Girl Is With Me

We Can't Go Out, Our Date Is Ruined
Standing Here Like Two Fools
I Know You Wanted A Perfect Day
And I Can Make It Only For You...

(Raining) Please Don't Go Away...
(Raining) Please Stay Close To Me...
(Raining) Hold Me Tight And Kiss Me Again...

And While The Glass Is Blurred
And While People Are Alright
We Keep Waiting For The Sun
That Golden Star, Warm And Bright

(Raining) Please Don't Go Away...
(Raining) Please Stay Close To Me...
(Raining) Hold Me Tight And Kiss Me Again...

Now I Look Again, The Rain Is Gone
The Sun Is Back, Shining And Warming
I Know That Now We Can Go Out...
But, Girl, What Are You Saying...?

(Sunshine) She Doesn't Want To Go...
(Sunshine) She Wants To Be With Me...
(Sunshine) Holding, Kissing, Loving Me Slow...


"Raining", como se llamaba la canción, dejó a los hermanastros estupefactos, en especial al menor de los dos.

-Es precioso, Jeremy-le dijo Phineas, luego de que ésta terminara-el romance es genial…

Al escuchar eso por parte del chico, al rubio se le ocurrió una idea.

-Mira esto-dijo, y tomó un clavo bastante oxidado que había allí-A veces el amor puede llevarte a hacer cosas locas, y también puede abrir tu mente más allá de lo que crees.

Dicho esto, y, ante la mirada atenta de los dos, dibujó un corazón en la arena.

-Si estás enamorado, dímelo-le dijo, recordando la confesión del pelirrojo.

-No… no lo estoy-le aseguró, nervioso.

-Vamos, Phineas. Tú sabes a quien amo, y Ferb también. Y lo digo.

-No quiero…

-¡Ajá! Lo estás.

-¡No!-el pelirrojo se sonrojó-Ya te dije que no.

-Me lo confesaste hace unos días, ¿recuerdas? Sobre Isabella…

-Yo te dije que Isabella me agradaba, jamás dije que la amaba.

-Eso no es verdad. Me dijiste que la amabas…

-¡No!-gritó, aún más sonrojado-Bueno…

Lo miró, y, finalmente, dijo, resignado:

-Es que, aunque no lo creas, la amo con todo mi corazón, Jeremy. Y tanto es que amo a Isabella, que me cuesta admitirlo.

-Te entiendo. No quieres hacerte ilusiones.

-Claro que me las hago… he estado soñando con ella desde la noche del partido.

-Bien, bien… pero, en definitiva, ¿te gusta, o no te gusta?

-No sólo me gusta… ¡la amo!

-Genial… entonces escríbelo en ese corazón que dibujé.

Phineas tomó el clavo, y escribió "Phineas ama a Isabella" en la figura.

-Y… ¿para qué es esto?

-Para que cuando despiertes mañana y lo veas, pienses en ella para que te dé fuerzas. Porque las necesitarás si quieres sobrevivir aquí.

-Oh, muchas gracias, Jeremy.

Le dio un abrazo, y decidió dormir.

-Buenas noches-lo saludó.

El enamorado se acurrucó contra la pared y se durmió, cosa que fue imitada por su hermanastro. El rubio lo miró, sonrió y murmuró:

-Dios te bendiga, Phineas. No hay hombre como el hombre enamorado.

Volvió a tomar el clavo, hizo otro corazón, escribió "C+J" dentro de él, y se acostó.

----------------------------------------------------------------------------------

Ya para ese momento, todos, excepto Candace, estaban profundamente dormidos: Isabella en la ruta, mientras la pelirroja conducía, mamá y papá en el mismísimo restaurante Buckerson, y Doofenshmirtz entre un gran grupo de gente sosteniendo su cama, a las cuales él decidió no devolverlas a la normalidad, aunque luego volvió a su edificio porque no podía dormir. El día siguiente sería crucial para todos.

Curiosamente, Perry aún no había llegado al estado secreto debido a las estúpidos diálogos entre Mayor Monograma y Carl, los cuales se molestaban todo el tiempo, contaban chistes malos y volvían el viaje insoportable e interminable.

-A que éste no se lo sabe... ¿cuál es el colmo de un farmacéutico?-le preguntó el interno.

-Oh, ese no lo sé... ¿cuál es?

-¡Que tenga que vender la farmacia porque no le queda más remedio!

Y comenzaron a reír a carcajadas, mientras el ornitorrinco lo miraba de forma irónica.

-Oh, vamos, Agente P, ríete-le dijo Monograma-deberías estar alegre ya que te irás a otro estado... con una mejor familia.

-Aún no estoy seguro de que ellos tuvieran la culpa-comentó el pelirrojo.

-Vamos, Carl... ¿qué otra cosa pudo ser? ¿Que se le acabara el combustible de su jet pack? Eso hubiera sido ridículo.

Perry suspiró, triste. En efecto, esa había sido la razón...

-¿Voy bien, Carl?-preguntó el hombre, mientras conducía.

-Sí... ahora doble a la izquierda, señor-ordenó.

-¡A mi nadie me dice a donde debo ir!-rugió-Iremos por la derecha.

-¡Pero hay que ir por la izquierda!

-¡Claro que no! Ahora cierra la boca, o no te daré ese aumento que quieres.

El adolescente se limitó a sentarse de brazos cruzados en su asiento, y ver como su atolondrado jefe otra vez se equivocaba de camino. Luego, observó a Perry.

-Ahora entiendo esa mirada tuya-le dijo.

----------------------------------------------------------------------------------

A eso de las cinco de la mañana, el Sargento Honrado irrumpió con todo en el cuarto donde los chicos dormían, y los obligó a levantarse.

-¡Arriba, inútiles!-rugió-¡El momento ha llegado!

Los tres se despertaron con un enorme temor, pero como no parecían tener intenciones de abandonar el lugar, el hombre se vio obligado a levantar a cada uno de los pelos y trasladarlos a la cámara de torturas.

Al mismo tiempo, dos figuras masculinas, una alta y otra más baja, miraban la escena desde uno de los pasillos del establecimiento.

-Honrado estará ocupado ahora… es nuestra oportunidad de ayudar a los chicos-dijo el sujeto alto.

-¿Dónde dijiste que estaban… esas cosas?

-¿Los celulares?

-Sí, esos. ¿Dónde se supone que están, Coltrane?

-En la oficina de Honrado. Los encontraremos fácilmente, Bill. ¡Vamos!

El chico y el adolescente corrieron hasta allí, mientras los tres se preguntaban qué les pasaría.

-Ya hemos ido ahí-se quejó Phineas, al ver la cámara de torturas.

-Estás equivocado, gusano. Esta es otra sala, necesaria para todos aquellos que representan un problema grave para el mundo y deben ser reformados.

-¿Reformados?-preguntó el pelirrojo, antes de que los empujara dentro de la cámara.

El sargento se metió junto con ellos y cerró la puerta herméticamente.

La habitación era prácticamente el aula de una escuela. Un pizarrón en la pared, mesas y sillas, además de varias estatuas extravagantes propias de un monumento griego.

-Nos vamos a quedar sin aire-dijo Jeremy.

-Cierra la boca, pelilargo. Ahora, ¿ven ese pizarrón? Quiero que tomen una tiza y escriban cien veces "debo hacer lo que hace un chico de mi edad".

Los tres se miraron.

-¿Es todo?-preguntó Phineas.

-Por ahora, sí.

-No me parece un castigo competente.

-¿En serio? Ja, eso crees. Espera a escribir la primera línea.

El chico tomó una tiza, y los otros lo imitaron. Pero ni bien lo hicieron, sufrieron cortes en sus manos.

-¡Ah! ¿Pero qué es esto?-preguntó Jeremy.

-¡Ja!-rió el sargento-Esas no son tizas comunes. Están hechas de filosas hojas de metal. Así que, si no quieren volver a sufrirlas, hagan lo que se les ordena.

Así siguieron. Más o menos antes de la mitad, Jeremy comenzó a rendirse, adolorido.

-Nunca entendí como el castigo de la pizarra es tan efectivo en la sociedad actual-dijo.

-Ahora lo sabes, Jeremy, ¿no?-comentó Phineas-Nos ha venido lavando el cerebro desde hace veinte años.

-¡Vamos, menos charla y más trabajo!-gritó el hombre.

Y continuaron. Las manos no les daban más. El que peor estaba, a pesar de ser el mayor, era Jeremy, ya que de todos era el que más castigo había sufrido y, además, era el que más tiempo estaba sin comer. Por eso, no pudo resistir la tentación de agarrar algunas migajas de pan del suelo, que estaban allí desde quien sabe cuando.

Al terminar, dos horas después, a los chicos se les vendaron los dedos, pero fueron regresados a la cárcel.

-Que horrible castigo-se quejó el pelirrojo-¿Quién sabe lo que vendrá ahora?

-Bueno, como no tengo dudas de que nos lavarán el cerebro, mejor aprovechemos estos últimos momentos.

Se quedaron callados un rato. Era increíble que un destino tan cruel les llegaría en tan poco tiempo.

-Cierto-dijo Phineas-Es una lástima que nadie pueda ayudarnos.

En eso, una paloma se posó en la ventana. Al ser más delgada que el espacio de los barrotes, pudo pasar.

-Esperen-dijo el adolescente, y buscó algo en los bolsillos de sus pantalones-Pude encontrar algunas migajas de pan en el piso mientras escribía. Tal vez podamos traerla hasta aquí.

-No seas ridículo, Jeremy… ¿no esperarás a mandar un mensaje con ella, verdad?

Resignado, se limitó a ver como el pájaro picoteaba la reja, y luego se alejaba volando.

-Estoy perdiendo la chaveta. Oh, si al menos sucediera un milagro…

-¡Jeremy! ¡Oye, Jeremy!

La voz venía desde afuera. El rubio pronto la identificó.

-¿Coltrane?

-¡Sí, soy yo!-el moreno les hablaba desde el enorme campo, durante el entrenamiento de la mañana-Bill y yo les traemos un regalo... ¡atrápenlo!

Y arrojó el celular azul de su amigo por la pequeña abertura. El adolescente lo atajó con sus lastimadas manos, y se dispuso a llamar.

-¡Cielos! ¿Dónde lo encontraron?

-En la oficina de ese desgraciado. Fue el único de los celulares que les confiscó que pudimos encontrar.

-Uno es suficiente, amigos...

-¿Hay señal aquí?-preguntó Phineas.

-Dios quiera que sí... voy a llamar a Candace. ¡Gracias, Coltrane! ¡Gracias, Bill!

-¡Por nada!-respondieron, y volvieron para que no los descubrieran.

En ese momento, en la ruta, la pelirroja conducía decidida a llegar lo más rápido posible a Nueva Orleans. En eso, recibió una llamada en su celular.

-Mal momento para hablar-comentó, y luego quedó pasmada al ver quién la llamaba-¿Jeremy?

Atendió lo más rápido que pudo, y habló:

-¡Jeremy! ¿Eres tú, Jeremy?

-¡Sí, soy yo!-exclamó, y luego le dijo a Phineas-¡Está funcionando!

Ambos sintieron un gran regocijo al oír la voz del otro.

-¡Oh, Jeremy, qué alegría! ¿Cómo estás?

-¡Es horrible, Candace! Nos tienen prisioneros por haber cantado una simple canción. ¿Dónde estás?

-¡En la ruta, a tres horas de Nueva Orleans!

-¿Qué?

-¡Estoy viajando para rescatarlos a todos! ¡Isabella viene conmigo!

El rubio quedó muy impresionado.

-Y... ¿cómo es que estás viniendo aquí?

-¡Robé el auto de mis padres!

-Wow... eso es actitud...

-¿Qué dice?-interrumpió el pelirrojo.

-Dice que viene para acá... ¡con Isabella, a rescatarnos!

-¡De lujo!

-Candace...-volvió a hablarle-tengo que decirte algunas cosas para que no les pase nada aquí.

-Bien.

-Escucha, las rejas están electrificadas. Deben encontrar la forma de desconectarlas, o de pasar sin tocarlas.

-De acuerdo. Tenemos las herramientas de Ferb en el baúl.

-Después... pueden bordear las vallas electrificadas con facilidad, pero para entrar por el portón necesitan una clave... es "Ostras fritas".

-Que extraño... sigue, por favor.

-Coltrane está aquí también. Lo secuestraron el día del partido.

-¡Pobre! ¿Cómo está?

-Mejor que yo, seguro. Bien, ahora sigue escuchando... nos están sometiendo a un tratamiento para que nuestra creatividad sea reprimida, así que, posiblemente, no nos encuentres bien cuando llegues... si es que llegas.

-Llegaré, te lo prometo. No dejaré que les laven el cerebro.

-Y cuando lo hagas, y me encuentres, esté vivo o muerto, quiero que me lleves con mi madre. Se alegrará de verme.

-Te lo prometo también.

-Te extraño, Candace...

El repentino cambio de tema provocó que ambos se sonrojaran, enamorados.

-Escucha, Candace, si no vuelvo a verte, quiero decirte algo... algo que debí haberte dicho hace mucho.

-¿Qué?-preguntó, como si supiera lo que iba a llegar.

-Candace... yo siempre te he...

Desafortunadamente, la cosa no pudo ponerse peor: el sargento Honrado volvía para poner punto final a la historia.

-¡Salgan de ahí!-gritó-¡Ha llegado la hora!

Abrió las rejas de forma brutal, y sacó a todos de allí.

-¡Así que hablando por celular!

-¡No!-gritó Jeremy-¡Debo terminar de hablar!

-Terminarás después...-le dijo el malvado.

Tomó el aparato, y lo rompió cerrando el puño.

-¿Jeremy?-preguntó Candace, asustada-¡Respóndeme, Jeremy!

Pero no hubo caso. La señal se había cortado.

-Están en problemas... ¡debo apresurarme!

Aumentó la velocidad, y, más que nunca, se empecinó en llegar lo antes posible.

----------------------------------------------------------------------------------

Hasta las nueve, los chicos fueron sometidos a un castigo peor. No sólo volvieron a escribir en la pizarra con las tizas de la muerte, sino que se les aplicaron diversos tratamientos de forma violenta. Luego de una sesión de natación, perseguidos por los cocodrilos del foso del establecimiento, siguió la terapia de grupo.

-¿Sabes quién es esta chica?-le preguntó un compañero de cuarto a Jeremy, mostrándole una foto.

Sin siquiera detenerse a pensar de dónde habían sacado la imagen, el rubio respondió:

-Es Candace, la amo y me voy a casar con ella.

Cada vez que decía eso, era golpeado a latigazos. Algo parecido le pasaba a Phineas.

-¿Tienes idea de lo que es esto?-le cuestionó el sargento al pelirrojo.

-Sí, es una llave de tuercas.

-¿Y no eres muy joven para usarla?

-No, no lo creo.

-¡Pues sí lo eres!-le gritó Honrado, y le lanzó un chorro de agua con un manguerazo.

Curiosamente, la suerte de Ferb era otra.

-¿Te gustaría construir una torre aquí?-le preguntó otro compañero.

El chico no contestó. Sabía perfectamente lo que sucedería si abría el pico.

-¡Respóndeme! ¿Qué, eres mudo?

-Tranquilo, Dean-lo calmó el sargento-Éste en realidad está bien. Es de los nuestros.

Así prosiguió la tortura.

-¿Sabes quién es esta chica?-le volvieron a preguntar a Jeremy.

-Ya se los dije, es Candace Flynn, la chica que amo. No hay razón para que me hagan olvidarla...

-¡El amor no sirve!-le gritó el sargento-Apoya la creatividad, y las malas intenciones... ¡debemos borrarlo de ti!

-¡No! ¡Por eso el mundo está como está! ¡Necesitamos amor! Pero, claro... usted ni siquiera sabe lo que es... ¡por eso no es más que un ignorante sin corazón!

-¡Ya basta!-rugió, tapándose los oídos para evitar escucharlo-¡Liquídenlo!

Fue así que la tortura fue aún peor para él. Media hora después, todo era diferente.

-¿Sabes quién es esta chica?-le preguntaron una vez más a Jeremy.

-Es Can... Can...

No podía hablar. Debido a la tortura, le temblaba todo el cuerpo, y estaba a punto de sufrir una crisis nerviosa.

-No, no lo sé-dijo, finalmente-Jamás la he visto en mi vida.

Honrado sonrió. Al ver que él y, posteriormente, Phineas, habían sido reformados, se decidió devolverlos a la celda con chalecos de fuerza.

-¿Y qué hacemos con Fletcher, señor?-le preguntó Bill, que había permanecido oculto todo el día, junto a Coltrane, para no ser parte del castigo.

-¿Qué? Oh, aquí está, Campbell. Se perdió toda la diversión.

-Lo siento, estuve en malas condiciones.

-Bueno, como el tal Ferb pasó el tormento sin problemas, será liberado mañana, pero pasará la noche con sus amigos para que se vaya despidiendo.

-Gran idea, señor. Oh, y... ¿cuándo saldré yo?

-¡Cuando me digas dónde están mis lentes!

-Señor, usted ni siquiera usa lentes.

Se quedaron callados, hasta que el sargento ordenó:

-¡A la cámara de torturas, ya!

Tras esto, el hombre tomó a los tres de la ropa, los llevó a la celda y los lanzó dentro. Ferb miró preocupado a sus amigos, que parecían haber sido reprogramados como robots.

En eso, Phineas, pareció "despertar".

-Oh, vaya, Ferb… que horrible tortura…

El peliverde lo miró extrañado. Claro: él creía que le habían lavado el cerebro.

-Tuve que fingir, hermano… no podía dejar que me siguieran tratando así…

Entonces, ambos miraron a Jeremy. Vestido también con chaleco de fuerza, tenía la mirada perdida y balbuceaba cosas.

-¡Jeremy!-gritó el pelirrojo-¿Qué te sucede?

No respondió. Él se había resignado a fingir... y le habían lavado los sesos.

-No puedo creerlo, Ferb… hemos perdido a Jeremy…

Intentaron devolverlo a la normalidad de toda forma posible, pero fue inútil. Ferb también intentó liberar a su hermano de la prenda que lo aprisionaba, pero tampoco funcionó.

-No hay esperanza, hermano...-le dijo Phineas.

Decepcionados, miraron hacia arriba y vieron la ventana, con barrotes. El peliverde se subió a los hombros de su hermano, saltó y se colgó de estos. Al ver que escapar era imposible, perdió las esperanzas… aunque en realidad, no todas. Mirando el horizonte, murmuró, triste:

-Apresúrate, Candace. Te necesitamos.
Anterior -----> [link]

Siguiente -----> [link]

Candace e Isabella ya están por llegar... pero Jeremy ha cambiado. ¿Qué pasará ahora? En el próximo capítulo, "¿Rescate... o fracaso?" tal vez podamos descubrirlo.

Llegamos al capítulo nueve. Estamos por llegar a la mitad del fic. No hay mucho para aclarar aquí, espero que disfruten la nueva canción, escrita por mí :meow:

Phineas y Ferb (c) por :icondanpovenmire1: y :iconjeffswampy1:

Historia por :iconjuli4427:

"Raining" (c) por :iconjuli4427:
© 2012 - 2024 Juli4427
Comments5
Join the community to add your comment. Already a deviant? Log In
nathiiWeasley's avatar
¡¡Adoro tu historia!!
Ya lo leí toda en fanfiction pero me gusta tanto que lo estoy volviendo a leer aqui en DA.
Enserio me encanta :)